La publicidad es un reflejo de este modo de vida «sin pausa», donde permitirse un momento no está bien visto.
La vida transcurre entre la salud y la enfermedad, cambiando por diferentes factores: medioambientales, genéticos… Existe de hecho una palabra para identificar a aquellas personas que se preocupan de manera extrema por la posibilidad de padecer una dolencia, lo que les genera un malestar emocional constante.

Pero, ¿qué pasa cuando lo que preocupa de la enfermedad no es el hecho de estar padeciendo algo, sino el tener que detenerse?
¿Ha cambiado la publicidad de las vitaminas en los últimos tiempos? Ahora los eslóganes dicen: «ante el primer síntoma… no deje que los síntomas…«. Esto es un reflejo de un mundo sin pausa, de esta nueva era donde está mal visto detenerse, donde existe la aparente necesidad de estar funcionando todo el tiempo.
Lo importante es no llegar a tener un síntoma, nada que pueda frenar o disminuir el ritmo. Por eso hay que «ahogarlos, frenarlos» antes de que tomen fuerza e interrumpan todo, reprimir cualquier síntoma.
Ya no es aconsejable descansar, parece que es una falta penalizable enfermarse e interrumpir las labores; se critica parar la actividad diaria para dedicarse a cuidarse y restablecer la salud, como si fuese un pecado. ¿La razón?
Por las implicaciones económicas: porque se es menos productivo, porque es repudiable paralizar la nómina, afectar a la empresa, detener la producción. Parece que el éxito se midiera únicamente por el nivel de efectividad; parece que solo se es parte de una medida económica que calcula cuántos bienes y servicios se han producido por cada factor utilizado. Lo que parece tener más importancia en el panorama son los números y las estadísticas.
Como si por el hecho de trabajar no se pudiera enfermar. La propuesta es negar, rechazar sin más, mentalizarse en no sentir.
Es normal que nadie quiera enfermarse, pero es parte de la vida.
Un factor importante es saber reconocer lo que permiten esos momentos: el poder reconsiderar las prioridades de la vida, las motivaciones, momentos de introspección, un tiempo para estar consigo mismo, para escuchar el cuerpo y dar espacio a los pensamientos.
Todo momento es una oportunidad.
Cuando esté enfermo, permítase escuchar su cuerpo, porque la vida realmente puede cambiar durante una enfermedad. Incluso durante los síntomas más leves de un resfriado, puede usted darse cuenta de que algo no está bien en su vida y puede modificarse para ganar en su bienestar.
Stefany