Nada podría lograrse de la noche a la mañana…

Esta semana, mientras leía un libro, una frase me resonó profundamente: nada podría lograse de la noche a la mañana. Aunque parece obvio que todo necesita tiempo para suceder, seguí leyéndola dos o tres veces más, intentando desmenuzar cada palabra y comprenderla a fondo.

Porque, claro, dice «nada», pero esa “nada” es en realidad un «algo». Ese «lograrse» se refiere a un objetivo, a algo que anhelamos o en lo que estamos trabajando, lo que me hace entender que no fluye libremente, por así decirlo. Y al hablar de «la noche a la mañana» y no al revés, me sugiere esfuerzo. Porque, claro, la noche está asociada al descanso, a la inactividad. Me preguntaba si esto ocurre mayormente en los seres humanos, ya que existen otros seres sintientes que tal vez no tengan más objetivo que simplemente ser, y que quizás sí experimenten grandes cambios de la noche a la mañana. Esto pone de manifiesto que no solo dependemos de nuestra propia fuerza, por decirlo así, sino que existe algo más, algo contundente que puede organizar los procesos sin que afecte el orden del día…

Yo, como muchos de vosotros, sigo en ese proceso de cambio, de deconstrucción y reconstrucción constantes. Me enfoco en una versión de mí que fluye, que es más contemplativa…

Hoy quería invitarles a hacer un ejercicio de reconocimiento del cambio. Piensen en algo de sus vidas que quizás querían modificar o mantener, y que, sin darse cuenta, ya ha cambiado, ya ha mutado. Y parece que hubiera sido de la noche a la mañana. No es que no haya requerido esfuerzo, pero fluyó de manera armónica hacia lo que deseaban. Por ejemplo, para mí, dibujar todos los días era un gran reto, pero el proceso fluyó. Más allá de si lo hago "mejor" o no, era algo que quería hacer y no se siente impuesto o pesado, sino feliz, natural.

Sé que muchas de esas «actitudes» tal vez quedan relegadas por la inmediatez de producir. Porque, claro, ¿cómo se puede «fluir» en el sistema en el que vivimos? Pero reflexionar y darnos ese espacio para hacerlo, siento que es constructivo y, quizás, hasta algo revolucionario.

Les comparto un texto que leí esta semana en CTX y que siento está muy relacionado con esta idea que quiero compartirles hoy.

Estas son algunas frases que me llamaron la atención:

En el mundo actual, nos dice Fisher, el deseo está moldeado por el capitalismo: toda aspiración o anhelo se vincula directa o indirectamente con él. Produce formas específicas de deseo, en el sentido de que cualquier cosa que se quiera necesita de capital para ser obtenida, sea un smartphone o un hogar. Y esos impulsos, generalmente motorizados por la publicidad, lo aspiracional o el sentido de pertenencia (hoy muy presentes en las redes sociales), nos empujan a buscar dinero para obtenerlos.

Esa idea del deseo moldeado por el capitalismo me parece que describe muy bien lo que esta pasando en términos de comportamiento den la sociedad.

Es decir, qué motivaría al trabajador si su seguridad económica estuviera garantizada. Fisher responde con un ejemplo que seguramente le hubiera gustado a Mafalda: “Pienso en los Beatles. ¿Cómo es una sociedad post-trabajo? Parece como era la vida para ellos, ¿no? […] Seguramente habían ganado suficiente dinero a principios de los años sesenta como para simplemente no trabajar más. Entonces surgió su material experimental más interesante. Ese material surgió en parte porque se liberaron de la presión de tener que preocuparse por el salario.

Eso era lo que quería compartir, gracias.

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